Presentación
Esta primera exposición conmemorativa del bicentenario del inicio de la lucha por la independencia de México, presenta una selección de libros, periódicos, folletos y manuscritos pertenecientes al acervo de la Biblioteca Nacional de México; correspondientes a los años de 1808 y 1809.
Importante testimonio es la colección de folletos reunida por el jurista poblano José María Lafragua, que abarca parte del periodo nuevo hispano y la mayor parte del siglo XIX. Los títulos relativos a la revolución Independencia de 1800 a 1821, suman 2468. En esta exposición se exhibe una muestra mínima.
Los manuscritos originales relativos a la independencia son pocos, pero de interés y temática variada, entre ellos el de mayor importancia es el Libro de Registro de Casamientos de Castas de la Parroquia de Dolores de abril de 1801 a noviembre de 1814, por las firmas de Don Miguel Hidalgo, durante el tiempo que fuera cura de dicha parroquia.
El acervo de manuscritos cuenta con una colección de cartas dirigidas al conde Diego Rul, oficial realista que colaboró en diversos hechos militares bajo el mando de Félix María Calleja. El conde Rul fue victimado por el niño artillero Narciso Mendoza, durante el ataque del 19 de febrero de 1812 a la Villa de Cuautla.
Introducción
En Nueva España-México, como en el resto de las actuales naciones de América que formaban parte del Imperio Español, afloran al mismo tiempo los anhelos de independencia y libertad; la acción ilustrada del despotismo monárquico propició en el ámbito cultural y económico un notable grado de prosperidad en lo que respecta a la producción de plata y la actividad comercial; las innumerables obras de edificaciones civiles y eclesiásticas, de ornato y comunicaciones son el principal testimonio de prosperidad.
En octubre de 1807 Carlos IV firmó con el emperador francés el Tratado de Fontaine Bleau, el cual permitía el paso de tropas francesas por España para la conquista de Portugal. Ésta fue una razón más para que se produjera en marzo del año siguiente el motín de Aranjuez, que provocó la abdicación de Carlos IV a favor de su hijo Fernando VII. Napoleón, con el pretexto de “ayudar” a la familia real, consiguió que todos sus miembros salieran de España, cuando ya sus tropas habían penetrado en la península.
En Bayona Napoleón consiguió que Fernando VII aceptara la invalidez de la abdicación de su padre y obligó a Carlos IV a entregarle la corona española, colocando a su hermano José Bonaparte como rey de España. El 2 de mayo de 1808 se produjo en Madrid un alzamiento popular que fue violentamente reprimido por las tropas francesas de Murat. Sin embargo, al día siguiente se produjeron las sucesivas declaraciones de guerra contra Francia. En Sevilla, el 6 de junio de 1808 la Junta de Gobierno del Reino declaró, en nombre del cautivo Fernando VII, la guerra a Francia.
Al conocerse en Nueva España la abdicación de los reyes legítimos, como resultado de la invasión napoleónica en la península, en un principio gobierno, clero y pueblo condenaron el hecho y manifestaron su reconocimiento a Fernando VII como monarca legítimo; sin embargo, el americano estuvo en condiciones favorables para encauzar sus diferencias con el español hacia el terreno de la contienda ideológica y material.
Los criollos del Ayuntamiento de la Ciudad de México, al proponer la formación de una junta nacional, primer intento de participación directa en la gerencia política de su patria, fueron objeto de una violenta represión por parte del grupo español. Amarga experiencia que conduciría a la necesidad de ensayar el enfrentamiento armado; las conspiraciones de Valladolid y Querétaro prepararon el camino de la insurrección.